Western

Su padre había sido el herrero del pueblo, y su madre había bailado el cancán en el bar de Joe. Pero a él eso no le importaba. Él tenía otro sueño. Siempre había deseado ser el sheriff. Llevar una estrella en el pecho y el caballo en el abrevadero. Eso era el paraíso para él.

Así que un día, harto de soñar y nunca actuar, decidió convertirse en un sheriff de verdad. Si no podía serlo en su pueblo, se marcharía a otro. Se compró un caballo, unas botas, incluso un revólver. Picó espuelas, y dejó atrás a su familia.

El desierto era inmenso. Allá donde mirara, la arena lo cubría todo. Pero él era feliz. Pronto llegaría a un pueblo fronterizo, entraría en el salón y bebería whisky. No tardarían mucho en nombrarle sheriff. Solo tenía que encontrar una vía de ferrocarril y seguirla.

Tres días después, se arrastraba por la arena, en busca de agua. Su caballo había muerto el día anterior, pero aún lo arrastraba para tener algo que comer. Pasaba calor por el día y frío por la noche. No duraría mucho más. El desierto había sido más fuerte que él. Cuando el tercer día terminó, se echó al suelo, moribundo. Oía el batir de las olas. Otro espejismo.

Cuando el grupo de scouts le descubrió al día siguiente, Emilio estaba en la arena, abrazado a su caballo de madera. Avisaron al monitor, que llamó a la policía. Los niños vieron cómo se lo llevaban, preguntando quién era el sheriff allí. Los niños se encogieron de hombros y se metieron en el agua. Era su primer viaje a la playa.

Acerca de SalvaCifi

Escritor (y lector) de ciencia-ficción, fantasía y terror.
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